jueves, 21 de febrero de 2008

Dios me quiere vivo

Tras una semana nefasta, que aun no ha concluido, he decidido acabar con mi vida.

Para ello me he bebido 2 botellas de amoniaco con 3 cucharadas de detergente asegurándome que el propósito sea cumplido. El problema ha venido cuando después de los infernales dolores de estomago, seguía totalmente consciente. Tras esto, me di cuenta que no me moría por que Dios quiere que me mantenga vivo por alguna razón, así que he ido a urgencias, me han quitado el estomago y ahora tengo que comer por un orificio abierto debajo de una costilla.

Mola por qué no puedo vomitar, no me afecta el alcohol (por lo que puedo ganar competiciones de beber sin emborracharme), y encima puedo comer en sitios públicos sin que me descubran.


No sé porque no hice esto antes.



Cuestion de huevos

1 comentario:

Anónimo dijo...

joe¡ steph despues de ller casi todos tus textos, creo q estas peor de lo q pensaba, pero en verdad decirte q echaba un poco de menos tus paranoias gg

bueno tu sigue escribiendo q esta mu bien ¡¡ y yo las seguire leyendo pa reirme un poco, y reflexionar sobre cosas en las q nunca me habia parao apensar...

besooss

maria.